Sobre el idiota moral (otra vez)

El idiota moral es uno de mis temas recurrentes y favoritos. El mérito es del libro del Filósofo Norbert Bilbeny: «El idiota moral: la banalidad del mal en el siglo XX». Barcelona. Anagrama, 1993. La teoría de fondo es que hay personas que sufren la llamada <<locura moral>>, esto es, son inteligentes pero nada razonables.

Lo «malo» que tiene la filosofía es que, frente a lo que piensan algunos, siempre está de moda porque trae golpes de realidad como puños para crear puentes, y capitaliza la reflexión para quitarnos las orejeras de burro. Burro (más bien bruto, pobre animal ¡noble burro!) hay mucho en las redes.

No tengo dudas de que hay genocidas y psicópatas en las redes, como también hay buenas personas. Nuestras creencias son a veces como esa manzana que estás cortando la piel, te dejas una parte y no vuelves sobre ella, sigues cortando, continuas porque no hay tiempo para desandar lo andado.

Las redes se convierten entonces en un batiburrillo de opiniones y creencias, de interpretaciones, muchas veces sin justificar, muchas veces falsas de toda falsedad «fake news». Está comprobado que su uso continuado (más bien abuso), es causa del mal del «yoyismo»: ansiolítico más fuerte que el Lorazepam pero con mayor poder de «aletargamiento». «Cuando al hombre se le pone como medida de todas las cosas, se le convierte en esclavo de su propia finitud» (Soren Kierkegaard). Saber dormir es importante, y tomarse una siesta social lo es más.

Decía Ortega y Gasset «ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral». Esto de que se hable de moral aquí es peligroso. Que se hable ya de <<idiotas morales>> es como pedirle a Rambo que recite una poesía, te diría seguro «poesía eres tú». Lo primero es mirarse uno con ejemplo, pero mirarse mucho hacia dentro es una amenaza, puede ser un periplo extraño, puede uno incluso entrar en trance.

Me gusta presumir que la estética está por encima de la ética, contiene sus formas y sobre la moral no lo entiendo como un cuestión «mojigata». La moral está tan dentro de nosotros.. es aquello que nos enseñaron nuestras abuelas («La hoguera de las Vanidades» Tom Wolfe , Barcelona, Anagrama 1988: ver en este caso vídeo).

Así pues todo es má fácil, la moral es algo más simple de lo que pueda parecer es una forma de sonoridad, debería ser una especie de cosquilleo, de estremecimiento. Por eso cada vez más confío que el mundo es vibración. Puedes verlo de una forma espiritual, incluso intelectual o meramente práctica. Desde el punto de vista espiritual es una forma de «anastomosis«; desde le punto de vista intelectual es como una especie de unión, de vínculo; desde el punto de vista práctico son o pueden ser frecuencias que se comunican entre sí.

«Lo que ves no contiene todo lo que soy». Así que la vida por «imitación» habría que dejarla para la naturaleza y para los maravillosos perros (ver foto).

Pd: Foto de Peluso, haciendo que renuncie por imitación a mi tiempo de meditación.