Mundo Guitarril, a quién pueda interesar

No cabe duda de que el Mundo de la Guitarra vive uno de sus mejores momentos. Son muchas las buenas nuevas sobre equipamiento, plugins, software, hardware…

Sobre plugins ya comenté que soy fan de Neural DSP y de STL Tones. En realidad pueden sacarse buenos sonidos de casi todos los programas conocidos, siempre y cuando uno sepa lo que quiere hacer.

En cuanto al hardware, estoy particularmente contento con algunos multiefectos/emuladores recién adquiridos, unos más modernos que otros, pero que <<aplicándose>> pueden dar más de una satisfacción a su afortunado usuario.

Hoy toca hablar un poco de la  HeadRush Mx5. Fui breve poseedor de una Gigboard que me dejó muy buen sabor pero que no supe quedarme. HeadRush es heredera de la tecnología de Eleven Rack, un dispositivo que, a pesar de los años, sigue teniendo algunos sonidos muy dignos, algunas emulaciones de amplificadores son usadas por muchos profesionales, por gente que vive de esto (no que se dedica al autobombo en Redes Sociales).

 

Del dispositivo en cuestión destacaría, además de su sonido, la facilidad de uso; no echando en falta la utilidad de un Software que lo administre, debo decir que el día que se dignen a publicarlo aumentará seguro su legión de fans y acólitos. Es pequeño, portable, tiene pedal de expresión y un sistema de gestión que con 3 botones te permite hasta 6 combinaciones distintas mezclando escenas, lo que evita pedaleras midi adjuntas o pedales conmutadores anexos para la gestión de presets y/o sonidos; para un usuario normal 6 combinaciones me parecen más que suficientes, incluso para un friki de sonidos y cambios como yo me parece bastante.

 

Han pasado por mis manos, HxStomp, Hotone Ampero, Nux Mg30, Zoom G1FOUR… soy poseedor de Axe-Fx III, Eleven Rack, Behringer V-AMP PRO, HeadRush MX5 y debo decir que, sin importar el precio, de cada uno de ellos pueden obtenerse buenos sonidos, y que en un contexto adecuado, resulta muy difícil establecer relaciones comparativas, sobre todo en entornos controlados. Uno puede percibir la amplitud del estéreo o trabajar a 32 bits, cantidad y calidad de efectos, o sentir que una emulación es más orgánica que otra; el fondo de la cuestión no es esa, lo que importa es la capacidad para divertirse tocando, obteniendo una calidad de audio bastante similar a la profesional. Y en este punto me parece fantástica la reflexión de este artículo sobre si el equipo amateur es más profesional que nunca, porque desde mi punto de vista lo es, y a las pruebas me remito, no hace falta más que mirar este vídeo de Steve Vai y los que le acompañan. Muchos de los dispositivos están al alcance de cualquiera, bueno más o menos.