Drifting In the Dark: cuando todo el mundo es tu amigo… mientras pueda sacar algo de ti

No se trata hoy de ninguna cuestión original. Una pequeña y maltrecha reflexión en relación con el artículo de «El Confidencial» que pone de manifiesto una gran certeza: «La vida pone a prueba la amistad cuando llegan los grandes problemas«, si me permiten añadiría a la ecuación a la familia, y hasta (en algunos casos) el Amor, que duran eternamente hasta el jueves.

Está claro que un amigo que no da problemas no es un amigo, es un robot de cocina, o un expendedor de cerveza (según el día de la semana). Basta ser despedido para que mucha gente no se acuerde de tu nombre veinticuatro horas después, es suficiente con borrarte de las Redes Sociales, no estar en la pomada, o en el entorno musical <<dejar de tocar en directo>>, un amigo desafasado, inactual, no tiene mucho futuro. Todo ello demuestra que la amistad es meramente coyuntural y que es un concepto sobrevalorado, pues nadie que tenga una vida plena necesita de amigos para sobrevivir. Hay incluso quién confunde el respeto y la buena educación, con el Amor; sobre esta cuestión podría hablarse largo y tendido, porque a veces esa bondad es terriblemente estúpida, combina los elementos naturales de la tragedia con la esencia de la comedia.

Debo decirlo, cuando todo va bien estás rodeado de amigos, y cuando las cosas pintan mal estás desafortunadamente solo, eso sí, casualmente unido a la persona que amas (Gracias Princesa). La amistad puede ser el demonio que todos llevamos dentro, hay que tratar de cuidarse para dejar de ser el tonto útil para todo el mundo y rodearse de aquellos que gozan auténticamente de tu compañía. La amistad no se cultiva, no es una planta, es lo que queda cuando te reencuentras con alguien tras algún tiempo y puedes mirarle a la cara sin avergonzarte.

 

Pd: estoy completamente seguro que ninguno de mis amigos se sentiran aludidos por este cuento.