«Yo» y Bukowski

Poca gente lo sabe, pero Charles Bukowski y yo escribimos un cuento a medias. «El iota».

La letra «iota» es la novena en al alfabeto griego, en algunos contextos significa «pequeño» o en «pequeñas cantidades». Como diría un amigo muy sabio, porque sorpréndanse, hay baterías sabios, <<en pequeñas dosis>>.

Ese cuento ahora mismo resultaría de todo punto irreverente, es muy probable que tuviera cárcel. Iba sobre un niño que andaba todo el día borracho, disparando a la policía, pegando a todo al que encontraba a su paso y sodomizando a señoras entradas en edad.

Conocí a Heinrich (nombre coloquial, sólo para allegados) tras un concierto de una de mis antiguas bandas , Theodore Graves, en San Pedro (un distrito al sur de la ciudad de Los Ángeles); se acercó a mí y dijo, <<ei bonito nombre, igualmente estúpido>> y estuvimos bebiendo toda la noche en la barra hasta que mi estómago dijo basta. Él acababa de publicar <<The Last Night of the Earth Poems (1992)>> en un momento dado, me envalentoné y le expresé balbuceando que desde que se mudó a Los Ángeles su escritura se había «aburguesado», y que me parecía terriblemente insulsa frente a libros como <<Música de cañerías 1983>>. Hasta me atreví a declarar que después de «eso» yo me hubiese retirado. Entonces articuló una especie de «hip» pero nunca dijo basta. También le recordé la famosa frase de Cela, en la que afirmaba que la poesía es cosa de «mariquitas». Y ahí se acabó la conversación.

Bukowski, Carver y Shepard fueron referentes para mí en una determinada época en la que la inspiración no faltaba. Tal vez porque el tiempo se veía venir de otra forma a cómo lo vemos ahora, fluía rápido y despacio según la hora del día o de la noche.

Otro día contaré cómo nos reíamos de los escritores sudamericanos, Onetti, Benedetti y hasta del sacrosanto Cortázar. No sé, tal vez es demasiado privado… es posible que si un día hablo se hundan varias empresas en el Ibex y destroce tres o cuatro matrimonios, mejor no.

<<«El iota» fue presentado a un concurso de cuentos local. Se escribió a posta como si lo hiciera un niño, y contaba adrede con múltiples faltas de ortografía; me comentó una persona cercana al jurado que sólo el tristemente fallecido Don Antonio Garrido Moraga supo valorarlo, que fue el único que me votó (nunca lo olvidaré). Y esto es lo único cierto de esta historia. Bueno eso, y que el cuento lo escribimos a medias, pero por puro plagio >>.