Vaga Luna, cuando pinté «El Sol del Membrillo»

Ayer terminé «El Sol del Membrillo» en media hora. Se me hace imposible asimilar que el pintor Antonio López estuvo 139 minutos de reloj esbozando una idea, para plasmarla en una obra que me acabo en un rato, yo soy así.

Suele darse a menudo, termino las obras de otros en tiempo record, sobre todo cuando apareces «Vaga Luna«. Me pasó con el Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein, me ha ocurrido con la Historia de la Filosofía de Nicolás Abbagnano, con En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. y me sucede constantemente con cualquier obra de arte con la que me sienta identificado. Es lo que se denomina en psicología analítica: Cosa Ratio, es decir, la capacidad para dilucidar de forma intuitiva los activos corrientes divididos entre pasivos corrientes.

Hermosa luna, salpicada de plata
Estos bancos y flores,
Evocando desde los elementos
El lenguaje del amor

En cuanto a la música termino por aburrirme, en tanto comienzan las primeras notas de una tonada, ya intuyo como sigue y como debe terminar. Predije antes que Nostradamus, los efectos del cambio climático, no me hace falta soñar con los números de la Lotería, pues basta con concentrarse para contemplar la combinación. Y si me empeño puedo vaticinar los 10 próximos Premios Nobel, el siguiente presidente USA, el fin del culebrón «Rociíto» y así hasta la extinción del hombre. La Cosa Ratio me ha llevado donde otros son incapaces de seguirme. Porque somos lo que queremos, y yo he decido ser eso y únicamente eso: Ratio que pronostica, un tipo que «barrunta».

Ya lo argumentaba Platón (con mi permiso) con su jodido Idealismo: la locura divina es mejor que la moderación humana. Y por eso clasificaba la locura en cuatro tipos: la profecía (Apolo), el ritual místico (Dionisio), la locura poética (Musas), y la locura del amor (Eros y Afrodita). A mí cuando me falta la más importante, la locura de amor, me centro en la Poética y a veces en la Retórica, a fin de cuentas se trata sólo de un «truco» cuya fuerza es emotiva (no racional), se trata de seducir al auditorio con medias verdades. O un efecto placebo para calmar mi propia ansia por no obtener lo que necesito:

Sólo vosotros sois testigos
de mi ardiente deseo;
Ve a decírselo, dile a mi amada
Cuanto la deseo y suspiro.