Y es deseo, pura imitación a la vida, dimitir de todos mis ‘cargos’ públicos y eliminar mi cuenta de Facebook. El único motivo de haberla mantenido tanto tiempo fue la necesidad de gestionar algunas páginas de clientes, algo que ya no tiene sentido (como bien saben los íntimos). Son demasiados los daños colaterales, encuentro además patético la falta de pluralidad, de autocrítica, el ‘talibanismo’, el escaso aporte intelectual (mejorando a los presentes), siento que debo huir de un sitio en el que no hay libertad de expresión y centrarme en mi blog.
No es que haya un montón de ‘idiotas’, la mayor parte palmeros y acólitos con intereses espurios, defendiendo lo indefendible, es que ante la más mínima crítica surgen palabras como fascismo o ‘estalinismo‘ que resultan de una bajeza moral incalificable. Luego nos quejamos de la política, cuando es el más fiel reflejo de la sociedad que nos hemos dado. Los políticos son la resultante de la nimia ecuación de la vacuidad de nuestras ideas, de nuestra falta de empatía y de sincera autocrítica. Causalmente los más radicales suelen ser los que tienen más que callar, eso sí saben venderse como nadie.
Siento que mis profesores me han educado en la moderación, y voy a seguir siendo crítico con la izquierda cuando sea necesario (aunque me llamen Fascista) y con la derecha cuando encuentre justificación (aunque me llamen `Rojo‘). Sin ser, ni mucho menos un intelectual, tal vez un universitario con ínfulas, siento que la verdad está ahí fuera, y me propongo buscarla como buen filósofo.
Así que me encamino en busca de esa inteligencia fuera y dentro, fuera con la escucha y difusión de música que merece la pena, como estos Mágicos Cabrones del Ruido, dentro con la lectura de libros, la reflexión y la meditación.
Hace mucho tiempo que tenía ganas de hablar de Mágicos Cabrones del Ruido, lo cierto es que no encontraba la fórmula apropiada. Ya los definí como la inteligencia hecha música, ¿saben ustedes? es muy fácil componer, tocar un instrumento con cierto nivel, incluso escribir alguna letra, pero es muy difícil dotar tu música de significante y significado. En estos tiempos que corren es complicado encontrar la forma de denominar algunas cosas, pero lo es más la capacidad para hacer referencia a conceptos, pues el ‘simplismo’ todo lo inunda. Encontrar músicos con continente y contenido es una suerte a la vez que una profesión de riesgo.
Toda mi vida he puesto énfasis, con mayor y menor suerte, en las letras, en este caso (Mágicos Cabrones del Ruido) se trata de significantes que funcionan como señales de tránsito, un contenido mental comprensible para unos pocos: mientras algunos restamos en meras onomatopeyas otros se permiten el lujo de pensar palabras sin pronunciarlas, se denomina MÚSICA. Con esta banda el significado representa una forma sensible de comunicación, es lo que se percibe a través de los sentidos y se manifiesta como fenómeno mental que corresponde a una imagen. Para cualquier palabra el significante apunta al significado, para estas canciones una persona puede estar oyendo, ver la lluvia, pero nunca podrá quedar inconsciente pues su música te obliga a permanecer alerta, como el que está a punto de olvidar algo, de esta forma, si pasa en este momento una estrella fugaz usted se lo pierde. Su proyecto es en parte visual y plástico.
Precisamente por esa inteligencia a la que antes hacíamos referencia, no es música para la evasión sino para la reflexión, inaudita para los tiempos que corren. Cuando el ‘topicazo’ se refiere a que verdades hay muchas, yo encuentro, más bien al contrario, que soy el único poseedor de la autenticidad, de la efectividad y de la evidencia, sobre todo cuando escucho su música. ‘Me rebelo contra los cuatro gilipollas que te dicen lo que hay que pensar y sentir‘. Me declaro Fascista a la par que Rojo.
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