Sabios, la música como emoción contracultural

Escribo como hablo, sin saber lo que digo, porque si tuviera verdadero conocimiento de algo permanecería callado.

Los Hermanos Carpenters tienen una historia bastante triste y peculiar, ella con problemas de Anorexia Nerviosa (en una época que ni se sabía qué era eso), él con una adicción al Quaaludes (una especie de pastillas para dormir, adictivas). Ambos dos superdotados, ella como vocalista/percusionista, él como compositor/pianista.

Si hay algo que me gusta de su estilo, además del virtuosismo (como se demuestra en el vídeo adjunto) es la capacidad para distanciarse del tiempo que les tocó vivir, y del espacio en el que se movía la música del momento. Son muchos los músicos que, a pesar de las modas, han emprendido un camino más allá de la actualidad  y costumbres del momento, muchas veces con tremendo éxito.

Yo tengo la sensación de que una historia como esta, de desapego respecto de lo que es habitual en la música, cada vez es menos posible. Diría incluso que  The Rolling Stones, The Beatles,  Led Zeppelin, Hendrix… hoy lo tendrían sumamente difícil. Porque la música de autor es cada vez menos capaz de cruzar la delgada línea del gran público, y/o está siendo apartada a codazos por un sustitutivo parecido al Quaaludes, malo por naturaleza, discreto y previsible.

Por otro lado sostengo que lo que es realmente bueno sale siempre a flote, en la música, y en cualquier ámbito de la vida. Personalmente no creo en la mala suerte sino en el trabajo, quiero decir que es mejor confiar en alguien que persiste antes que en otro tremendamente brillante; el primero estará siempre más cerca de obtener su objetivo, el segundo puede morir por aburrimiento y desidia. Y si digo esto es porque veo entre los músicos actuales a gente sobresaliente perdida en la oscuridad del «facileo», la «guita», la «pasta», y las jodidas versiones que a veces no dejan un respiro a la música de los creadores.

Hoy día está de moda estar de moda. Y para eso, además del pelito-barba y el pechito tatuado, hay que tener un conjunto musical, un grupo de versiones a poder ser de los 80. Pero incluso en esto podríamos ser un poco más selectivos, porque hay bandas y canciones tremendas, muy a pesar de ello sales una noche y todos los grupos tocan las mismas versiones (la frase no es mía, es de un Manager en pleno funcionamiento). Nunca estaré en contra de las bandas de versiones, ni de los tributos, incluso diría que pueden hacer falta, que los músicos tienen que comer; pero no olvidemos, que también tienen que comer los autores, y que los grupos originales en vigor, a los que las bandas tributo rinden culto, también tienen a su vez músicos profesionales que deben buscarse la vida para pagar las facturas, para sobrevivir.

Y al hilo de esto, deseo finalizar con un mensaje positivo. Lo primero mandar un abrazo y mucho ánimo a cualquier músico, haga lo que haga. Y finalmente afirmar que reconforta saber de iniciativas como esta, Brisa Festival, en las que se trata de potenciar la música en vivo de artistas que componen sus propias canciones. A ver si otros toman buena nota, Bravo !!