Pareciese que el ‘hombre’ de nuestro siglo no supiera qué hacer con su vida. Entre la Pandemia y la desazón moral, incluso social, por causa de la Soledad Común, algunos quieren convertir nuestra vida colectiva en una constante trifulca, en lugar de tertulia hay ‘tangana’, en lugar de diálogos hay diatribas y falta de seso. Sucede en la política, en la religión, y por supuesto en las Redes Sociales. Poca lectura se diría, mucha desinformación y menos comprensión de la necesaria de textos y aforismos. Y es que «Nos las arreglamos mejor con nuestra mala conciencia que con nuestra mala reputación» (Friedrich Nietzsche). Como diría aquél: “Tenía la conciencia limpia; no la usaba nunca”. Stanislaw Jerzy Lec. Llegados a este punto te das cuenta que la ‘limpieza de corazón’, requiere esfuerzo y el sacrificio estriñe, hay que apretar el culo.
Ser bueno o tratar de serlo no es ser idiota. La decencia es «aquello que nos enseñaron nuestras abuelas» (Tom Wolfe de «La Hoguera de las Vanidades»). Decía Ludwig Wittgenstein que “Ética y Estética son una misma cosa”. Y en esto no puedo estar menos de acuerdo, la Estética está por encima de la Ética porque la engloba. Las formas siempre me han perseguido, no hay superioridad moral si buscas la elegancia por encima de la arrogancia, lo que hay es cierto gusto por la belleza y por la gentileza (cualidad de amable, atento, educado). “Siempre dependí de la amabilidad de los extraños”. (Tennesse Williams) que me parece algo, simplemente maravilloso.
Y es que amigos te vas dando cuenta que te haces mayor, no cuando te salen canas, o empiezan a llamarte señor o señora; comienzas a envejecer cuando no puedes perderte el programa de «El Tiempo», en tanto te sientes joven da igual que llueva o nieve, nada interferirá en tus planes. Mantienes la juventud cuando valoras más tu ocio, cuando dominas el aburrimiento y cuando no te preocupas de tener la aprobación de todos, pues “solo los idiotas suscitan la unanimidad”. Juan Ramón Sanz.
Lo confieso, soy un vago creativo, tal vez el texto que ‘peor’ expresa este pensamiento sea: “Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas; esa teleología individual nos revela un orden secreto y prodigiosamente nos confunde con la divinidad”. Jorge Luis Borges. La libertad tiene un precio amigos.
Y no encuentro forma humana de refutar este pensamiento, me encanta no hacer nada, es algo para lo que estoy perfectamente preparado, tengo una predisposición natural. «Las dos cosas más universalmente deseadas son el poder y la admiración» (Bertrand Russell). El ignorante, generalmente, no puede conseguir ninguna de las dos sino por la fuerza, es decir, usando el descrédito, el golpe bajo, la guerra o la desinformación. Yo sin embargo, añadiría una tercera al alcance de cualquiera: no hacer nada es la mejor fórmula para apagar la asfixia del pensamiento frente al espacio innegociable de la libertad del holgazán que soy.
En la Antigua Grecia, Ocio era la búsqueda de la sabiduría y la práctica del mejor modo de vida. Yo lo veo más como una forma de hacer aquello que te gusta sin presión externa y esto amigos es el ejercicio más grande de libertad que existe. Yo soy muy Platónico, por eso estoy intrínsecamente motivado para participar en actividades de ocio. El aburrimiento es la angustia, el enfrentamiento del Dasein (modo de ser propio del ser humano) a la experiencia de la Nada. Heidegger, Seamos pues ociosos, dionisiacos.
En literatura casi todo aquello que necesita una explicación es un mero fracaso estilístico. Asumo la derrota en esta constante paráfrasis que es mi blog. A pesar de ello dejo un misterioso secreto para mantener la juventud, precisamente de un escritor que destacó por su «pesimismo» (o pensamiento irónico, que en el autor pueden ser la misma cosa): «Hubo un tiempo en que el tiempo no existía… El rechazo del nacimiento no es otra cosa que la nostalgia de ese tiempo anterior al tiempo.» Emil Cioran.
Me voy a hacer el vago un rato.
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