Egocentrismo ilustrado, Pellote, el Vellocino de Oro, la absorción por vía anal de una palangana de agua: la insólita y gloriosa hazaña del ‘orgasmus hipertonicus archidonensis’

Egocentrismo es o puede ser, en algunos casos:

a) una especie de onanismo intelectual
b) un ejercicio de esnobismo, o
c) un alarde de estupidez

Antes que nada el egocéntrico es un colaborador de la ciencia. Para un análisis más profundo no debe usted perderse las reflexiones, quehaceres y la licencia poética a propósito de «La Insólita y Gloriosa Hazaña del Cipote de Archidona«

Tras pegarle un buen repaso al Pellote, vilipendiar a tus ínclitos para obtener tus 15 minutos de gloria y dar publicidad a tus deméritos, los tontos y los mediocres se hacen los ofendidos con el texto de Cela y con su argumentario. Tal vez fue Sigmund Freud el que consideró que el hombre se mueve por el sexo, el estómago y por el afán de mando.

Hablaré de lo que conozco más de cerca. El estómago, la necesidad obliga, es un determinante del que cada uno debe hablar por sí mismo. La Censura ante un personaje que fue Censor, es significativa, quiero decir con esto que el acto califica al prosista como la proyección de tu odio certifica y adjetiva cual calificativo transitivo. Vamos, que puede usted proyectar la mierda sobre los demás y asegurar de esta forma sus frustraciones reafirmando la incompleta futilidad de parte del género humano. Y ruego aquí no se confunda el sustantivo con el adjetivo.

El Vellocino de Oro fue símbolo de autoridad y realeza. Nadie debe sentirse desplazado. La ‘absorción por vía anal de una palangana de agua’ es la cura para este y otros muchos males, tal y como demostró Cela, que sabía lo que era el sentido del humor como casi nadie (por carecer del mismo), que distinguía entre los que cuentan chistes y los que los aplican, los que tienen mano izquierda, los que han adquirido una buena educación: «un caballero no mira escaparates» <<decía>> y menos aún se refleja en ellos, añadiría yo, porque puede no ser grato «reverberarse» en el cristal aunque venga muy bien de vez en cuando.

En mi lista poliédrica de quehaceres domésticos ha estado siempre tratar de vivir sin hacer la puñeta a nadie. Mi vocación fue siempre carecer de la misma, admirar terriblemente las insólitas y gloriosas hazañas de otros para permanecer virgen por desconocimiento, absorto en la belleza del paisaje; el onanista intelectual no disfruta sólo de los placeres de otro sino también del goce de sí mismo, pues hace suyo todo lo bello. El recuerdo más entrañable es el no recuerdo, así que guardo veneración por el «orgasmus hipertonicus archidonensis«, fuente plecara de «El Cipote de Archidona».

Antes de ‘criticar’ el texto sugiero estudiar algo de botánica: pues hay que distinguir la cucaracha del grillo.