Por un infierno más justo: la tierra de Alvargonzález

En Enero de 1994, poco antes del fallecimiento del divino Joe Pass, Lee Ritenour y yo mismo, le visitamos en la casa que el maestro tenía en Los Ángeles, California. Benny Carter y Milt Jackson aquel día, salieron por la puerta, habían estado amenizando la tarde, que esbozaba un cielo más bien mortecino. De repente, cayeron todos los infiernos, atrás quedaron días despiertos por el abuso de las drogas casi definitivo e intenso que hacía el mejor guitarrista de Swing de todos los tiempos (con permiso de Django Reinhardt). Y fue entonces cuando mis manos dejaron caer un libro de poesía, y sobre el libro un cuento, y sobre el cuento una historia, la de la Laguna Negra:

«No tiene tumba en la tierra.
Entre los pinos del valle
del Revinuesa,
al padre muerto llevaron
hasta la Laguna Negra».

La Tierra de Alvargonzález«, Antonio Machado)

Lee Ritenour fue siempre su alumno más aventajado, y exhalaba respeto y admiración por cada poro de la piel, sin embargo, y a partir de entonces, el maestro soñaba una y otra vez (como Alvargonzález) que lo apuñalaban, devorando así su alma de músico; y que, con una piedra amarrada a los pies de su guitarra, deshacíamos con remeros de sangre, notas y acordes, camino del hayedo, entre majadas y huertas.

Y se imaginaba entre los olmos del camino, nunca despierto, por encima de los arcos de piedra, a la otra orilla del Duero.

Dibujando bordes y aristas el 7 de mayo de 1994 llegó a su extremo, Pass llevó a cabo su última actuación en un club nocturno de Los Ángeles, y aunque sonaba mejor que la mayoría de los guitarristas esa noche decidió dejarlo, me miró con lágrimas en los ojos y dijo: ’Ya no puedo tocar más, lo dejo todo por un infierno más justo’.

Notas: Lee Ritenour  es un guitarrista de Jazz Fussion que fue alumno de Joe Pass, un músico de jazz estadounidense con un estilo caracterizado por el uso del walking bass, que a su vez recibió influencia de Django Reinhardt (guitarrista del que no se sabe cuántos dedos tenía). En este vídeo, sobre todo, en la primera parte, hay escenas que derretirán a cualquier músico o aficionado a la música, se avisa que no puedo recomendar su visionado para corazones heridos, pues pueden terminar rompiéndose.