Necesidad y virtud, el Tonto del Lago Puyehue

Yo escribo y compongo música por necesidad, no por virtud. No me parece que implique ningún tipo de inteligencia, se trata más bien una forma de poner en duda el statu quo, pues únicamente los imbéciles están completamente seguros de todo lo que hacen, dicen y piensan; si bien no es menos cierto, que algunas veces se hace necesario algún grado de idiotez para poder avanzar en la vida. Pero usted puede, perfectamente, ver los barcos y dejarlos pasar una y otra vez sin que eso signifique nada. Una vez subido a su propio bote salvavidas, el que sea, nadie puede asegurarle la náusea, que se encalle, o la deriva, incluso el éxito pues nada está escrito salvo la Historia del Tonto del Lago Puyehue.

Y es que no hay nada malo, en ser tonto por un rato, lo malo es serlo para siempre y mucho peor es sentirse orgulloso de ello. Normalmente, los peores tontos nunca rectifican. En su defensa y descargo debo considerar que, a su manera son tremendamente felices, pues la imbecilidad es el don de los imbéciles; decía Balzac que «un imbécil que no tiene más que una idea en la cabeza es más fuerte que un hombre de talento que tiene millares»».

Leo con descaro, copio y pego, que la palabra imbécil nos llegó del latín imbecillis formado de im– (sin) y becillis. Becillis es el diminutivo de Baculum (bastón). Baculum viene del griego βἀκτρον (baktron = bastón). Viendo la forma en la que algunos se apoyan en su bastón, se comprenden muchas cosas. Usted puede descubrir a los catorce años que los pies se lavan con jabón, puede plantearse o no pagar 6 € de más en la vida, puede permanecer impávido observando que se quema Roma, usar la vaporeta de su tía para limpiar el coche, ser el tipo más aséptico el mundo, rebelarse contra la cebolla de un sandwiche… lo que ni puede ni debe es no tener tiempo para rectificar las cosas o para borrarlas; no hay que permitirse dejar pasar el tiempo ni un sólo minuto cuando se ha herido a alguien. Para todo eso hay que tener vida interior y no un mero paisaje, hay que ser, no demostrar. Somos lo que hacemos cuando nadie nos ve, no lo que decimos que hacemos cuando nos miran todos.

El adjetivo orgulloso, tiene más de 33 millones de resultados en Google, no sé si para usted esto significa algo. Etimológicamente la palabra imbécil se usaba para referirse a aquellos que caminaban con bastón, significaba a los débiles que necesitaban apoyo para poder andar. Hoy por hoy, casi todos estamos necesitados de algo o de alguien para poder caminar erguido, unos lo llaman poesía, otros Dios, hay quien pretende escribir, componer música; la cuestión es no quedarse como el Tonto del Lago Puyehue, del que hablaremos con mayor detenimiento otro día, o no.