La modestia por oposición, las Leyes del Silencio, no sabemos por qué tenemos culo, el derecho al olvido

Hay pocas personas a las que pueda exigirse el principio de congruencia, es decir la coherencia entre ideas y acciones. Entre ellas debemos considerar a los músicos y a los filósofos, y escribo esto sin saber si pueden/podemos, o no, entrar en esta categoría (de personas digo). Desde luego lo que no quieras requerir para ti mismo no lo reivindiques en otros. Yo soy pura contradicción, lo digo de antemano para no decepcionar  a nadie, no esperes nunca equivalencia entre lo que digo y lo que hago, aunque lo importante, y esto sí que cuenta, es lo que haces cuando nadie te ve, pero ya vengo defraudando de serie.

Resulta muy difícil a veces, mirar para otro lado, recordar lo bocazas que somos, que fuimos, lo importante que hubiera sido aprender a tiempo las Leyes del Silencio. La primera, no confundir Ley del Silencio con el Silencio de las Leyes, para que pueda entenderse: que no me oponga no significa que esté de acuerdo, que no hable no quiere decir que lo acepte, que no haya réplica no implica necesariamente que entienda tus razones, simplemente dedico mi tiempo a las cosas importantes de la vida, casi nada.

Tu tiempo no es mi tiempo y mucho menos lo son tus acciones, pensamientos e incongruencias pues ya tengo las propias; que sea mejor a veces permanecer callado ya que, simplemente, todo aquello que negaste en la vida puede llevarte hacia ello, no es indicativo nada más que ciertas actitudes me provocan la necesidad de la modestia como oposición a lo público. Casi siempre la modestia implica honestidad, no es una debilidad, si bien entramos aquí en terreno resbaladizo. Tan difícil es saber qué hace que una persona muestre una cosa en público y demuestre otra muy distinta en privado, como averiguar por qué tenemos culo.

Y sí, estoy de acuerdo, la modestia es el invento de los pobres (leído por ahí), de espíritu (añado); me considero mediocre y quiero perderme en esa falta de meritocracia, quiero que me olviden pronto, es mi derecho; deseo reivindicar que soy vulgar y anodino, demasiado gris para ti y para los tuyos y por eso protesto, demando, exigo la franquicia del olvido por deseo propio, pues todo aquél con afán de permanecer eterno me parece estúpido e innecesario; somos seres contingentes y lo exclusivo imprescindible se reduce a un sentimiento, se llama AMOR, lo único perpetuo. Pero eso no esperen de mí, como de otros, que no haga o deje de hacer lo contrario de lo que predico.

Nota: Extracto de mis Conversaciones con Gadamer (puede usted creerlo)