La Paradoja de Teseo cuestiona si cuando se reemplazan las partes de un objeto sigue siendo el mismo. Un problema similar se planteó Heráclito al considerar que nadie se baña dos veces en el mismo río. Desde luego el cambio es constante en la vida, porque implica transformación.
A lo largo de mi trayectoria «musical» he venido observando que se desvirtuaban proyectos cuando parte de la «voz cantante», compositor, tirillas que apunta algo, o músico de Jazz venido a menos, le saltaba el sarpullido, y lo que venía siendo un proyecto serio se convertía en una feria, o en una hoguera de las vanidades (que muchas veces son la misma cosa).
Diferencias entre músicos, debe haberlas siempre. Forma parte del encanto de tener una banda, invariablemente debe existir alguien que decepciona, lo contrario es un mundo ideal para cretinos que no se plantean ninguna cuestión en la vida. Una banda rodeada de sonrisas sólo puede hacer música como los BackStreet Boys (si es que podemos considerar música a una continuidad de estribillos más anodinos que un partido de fútbol femenino). El aburrimiento no puede ser la pauta, hay que tener su aquel y su «maiflai», el esto y el aquello, la coqueta variada (lo siento, esto lo entenderán sólo algunos).
Hoy en día las bandas con leguaje propio no existen, todo es un Remake, algunos, más o menos buenos. Mucha de la gente que se dedica a promover la música no ha escuchado nunca un disco completo, ni sabe lo que cuesta perder el tipo componiendo canciones que no van a ninguna parte, pero que tienen todo el sentido del mundo cuando suenan en los oídos de la gente apropiada. Y miren, qué quieren que les diga, a mí todo esto me parece una bendición. Y es que ya hablamos de puretas y puretones, lo que hace falta es que venga gente nueva que nos enseñe cómo hacer las cosas, aunque algunos peinen «guevos» y crean que subirse a un escenario durante 30 años les da derecho a algo… Oigan, el único derecho adquirido es poner los webs encima de la mesa cuando hace falta y tener algo de educación, y de respeto, por lo que hacen otros y por uno mismo.
Así que si debo responder si la Paradoja de Teseo sirve a lo que fue su objeto, debo replicar que sí. En cierta forma, no sé cual, la música es perder una identidad para adquirir otra, así que todos aquellos que se consideran presidentes de algo les digo: tengo un monitor grande que me tapa la cara cuando veo a determinados clientes, me sirve igual para un músico que para un propietario; el monitor es el mismo, lo que cambia es el careto del que te mira; tiene un agujero grande, una especie de cámara, lo que se proyecta es ficción y lo que paga las facturas no es tu estilismo ni tu pose, sino tu forma de hacer las cosas. Lo que paga las facturas, te lo juro, es la buena educación.
Pd: ya en serio dejemos el «cientificismo», hay música nueva maravillosa, y músicos de la vieja nueva escuela maravillosos, hay mucho que escuchar y poco tiempo que perder en divagaciones (gracias Mario por el fantástico descubrimiento): elbow.