Empezar de cero a veces…

He comenzado de cero muchas veces en mi vida, en lo musical, y en lo profesional. Hasta el punto, que hubo un momento en el que me acostumbré a vivir en la incertidumbre, en la constante zozobra, incluso diría que le pillé el gusto. Pero cuando pasa el tiempo te das cuenta que eso, precisamente, no es ningún mérito, es una forma oculta de estabilidad, la que tiene que ver con la sana costumbre de tener que buscarte la vida debiendo más bien poco a nadie, o a casi nadie, no busquemos los extremos.

A los 21 años mi frase favorita era, «O te integras en la Sociedad o ella te desintegra». Luego hay grados, recuerdo a mucho punk de los 80 que ahora lleva una vida de lo más convencional, y sé de más de un «encorbatado» que es puro Rock And Roll; por lo tanto nunca hay que dar por supuesto que ni tu aspecto, ni tu manera de ver la vida forman parte de nada, sino más bien se trata de una cuestión de actitud que tiene que ver con la libertad, y la libertad tiene un precio, a veces muy alto, como por ejemplo empezar de cero muchas veces.

La distancia temporal no pone freno a nada, más bien es un «potenciador» exponencial. Si ayer no perdonaste algo, no lo vas a hacer nunca, es como una herida en la que se hurga constantemente y no te deja vivir porque duele. Por eso hay que abandonar ciertas cosas para que respiren antes de que se conviertan en el eterno retorno de lo mismo. A la capacidad de perdonar habría que sumar la de dar las gracias por todo lo que tienes, antes diría incluso que rezar (normalmente para pedir lo que no tienes, algo que me parece de un atrevimiento absoluto) es preferible agradecer todo aquello que te ha llegado regalado, lo que permanece oculto aunque lo tienes delante, los valores que tienen que ver con la dignidad, con el trabajo honrado, la justicia de tratar de dar a cada uno lo suyo, la fidelidad, el equilibrio y la templanza en los momentos buenos y malos: en suma, no dejar que los deseos se conviertan en proyecciones que tornen nuestra vida en algo inútil. La reflexión autónoma debe ser controlable, lo que no se puede dominar es lo que hagan los demás con sus vidas ni su forma de interrelacionarse con nosotros, y mucho menos lo que digan, la forma en que nos ven, o lo que piensen de nosotros.

De esta forma el mejor ejercicio de autoayuda es la moderación, la prudencia, cierto nivel de sobriedad y sobre todo una enorme capacidad para el autocontrol. El equilibrio perfecto es aquél que de vez en cuando resbala, necesita un contrapeso, rompe el ritmo y la simetría. Desligarse de lo que es estable no es malo, siempre y cuando se tenga la capacidad, del junco, la de volver a su sitio por mucho que te dobles, y si te partes, que sea de risa. Y por eso no viene mal empezar de cero a veces…

Nombro muchas veces a Cioran «Lo que sé arruina lo que deseo«. Se trata precisamente de que los deseos, son los que pueden arruinarnos la vida cuando nuestro ideario se basa únicamente en expectativas y representaciones sobre lo que nos gustaría que sucediese y que nunca o casi nunca se va a dar. En el movimiento está el cambio, lo decía una de mis abuelas «déjalo, mientras va y viene vida tiene». Esa libertad de la que antes hablamos también te exige ser productivo, pero el miedo descentra y estamos llenos de terrores, de recelos, desconfianzas que únicamente provocan desasosiego, de ahí hay un paso a la angustia, a la desesperación y a la ansiedad. La parálisis que provoca la desazón por la generación de expectativas es uno de los problemas más grandes del ser humano. No se trata de conformarse, ni de morir en la orilla, se trata simplemente de moverse, unas veces aprovechando el viento, otras empujando enormes piedras, la mayor parte de las ocasiones buscando la capacidad para vivir superando los problemas y/o aprendiendo a convivir con ellos.

Lo que puede ser, será o no será, lo que no fue no lo necesitas porque no era para ti porque el mañana es hoy. El milagro más grande, en este preciso momento, es poder dar las gracias todos los días. Y por eso, ahora mismo, os doy las gracias a tod@s vosotr@s. Y que el Dios del Amor os bendiga, pues el que tiene Amor tiene todo lo que necesita y me refiero incluso a algo muy importante: quererse a uno mismo, conservar alta la autoestima, ponernos en valor como seres humanos aún considerando nuestros múltiples defectos. Así, es mejor centrar nuestras vidas, nuestra energía y nuestro esfuerzo, en lo bueno, porque lo malo, viene solo.

Y no quisiera despedirme sin dar 3 Vivas por buenas causas, que Viva la Cerveza, que Viva el Jamón de Pata Negra, y que Viva y vuelva pronto la Música en Directo (ay cabrones de la Cigar y compaña, os echo de menos !!!). Hoy día, en este preciso momento, no se me ocurren mejores «salvas».