Elogio de la practicidad frente al sentimiento, trágico, de, la, vida

Cuántas son tus obras,
Aunque ocultas a la vista,
¡Oh Dios único fuera del cual no hay nadie!
Fragmento del texto Himno a Atón

De forma muy básica, en un somero resumen, se diría que la obra de Unamuno «Del Sentimiento Trágico de la Vida» manifiesta la paradoja entre el vivir y conocer. Pareciera que todo lo vital es irracional y todo lo racional antivital. Para conocer algo, hay que saborearlo, por eso el sentido fundamental es el del gusto. Poner en liza el antagonismo entre corazón y razón es exponerse de forma segura al abismo de la desesperación.

En 1912 el pensamiento científico era incapaz de dar sentido a la vida, algo que para algunos hoy resulta incomprensible pues la ciencia está dando pasos de gigante en grandes cuestiones que afectan al ser humano, otra cosa muy distinta es que satisfagan su curiosidad o la necesidad constante de búsqueda de Mitos y Dioses.

Y a mí me parece que el Hedonismo es una forma como otra cualquier de saborear la vida, sin embargo, lo práctico como una manera de dirigirse a la realidad únicamente por lo que a mí me interesa, sugiere una falta de aceptación del otro que entra en natural conflicto con lo irracional, y es por lo tanto (siguiendo a Unamuno) antivital.

Y precisamente la angustia de nuestro tiempo, ahora llamada estrés o en algunos casos ansiedad, tiene mucho que ver con nuestra falta de capacidad para discernir entre lo vital y lo antivital; entre lo que debe de hacerse y finalmente se hace; entre lo que se dice y lo que se piensa. Se trata pues de conflictos de la naturaleza humana que le impiden saborear la belleza, la poesía del aquí y ahora, la delicadeza del momento. Nada hay más divino que ser consciente de este instante, de este ahora que no volverá; nada hay más triste que vivir únicamente del pasado, o del futuro que aún no existe, y puede que no exista nunca.

En la Mitología de la Antigua Grecia entendieron muy bien esto. Los Dioses no eran seres lejanos, convivían con los mismos conflictos que tiene cualquier ser humano, estaban llenos de defectos, eran caprichosos y egoístas hasta el punto de tomar por la fuerza todo aquello que se les antojaba. El momento de entender la moralidad y la ética estaba solapado por cuestiones mucho más primarias, por la permanencia del gusto de llevar a cabo algo sin ningún análisis ni previo ni posterior. No hubo jamás ejemplo máximo de practicidad. Los problemas humanos y las emociones que provocan son un lastre tan grande como encontrar un pensamiento que esté acorde con una idea, que sea válida en todo momento, no sólo en este concreto y efímero segundo, sino para siempre.

Está claro, que cuando no hay conciencia no hay conflicto, de ahí la incapacidad de algunos para reconocer la maldad y el daño, porque lo que hiere a los demás es fruto de su incapacidad para distinguir lo realmente importante de una vida: cada una de nuestras expectativas genera un enorme malestar, lo prudente es no ser prudente y ser práctico, por eso sugiero quemar a los filósofos y a todos sus libros de filosofía, y vivir con la libertad plena y aceptación de lo que somos: seres irracionales, date el gusto: donde no hay «tragicidad» no hay conflicto.