De primera división: Rapsodia de un baterista, anecdotario y fenomenología del ‘pedorro’ transeúnte, receta secreta de los Sobaos Pasiegos, «el» Galán improbable

En un universo soñado, todos los bateristas son como Phil Collins, calvos y apasionados. En el mundo de la música, hay quien piensa llegar a primera división con ligeras contorsiones y efluvios; también estamos los que preferimos jugar en tercera regional, más que nada para permanecer con nuestros culos impolutos, de nalgas inmaculadas: sírvase usted mismo.

Nuestro querido Pedro (batería en The Cigar Blues Band) <<ya queda menos para tu Rapsodia>> dice que si chupas mucho el culo de la peña se te queda la lengua acolchada, me consta que no lo dice por experiencia, porque para obtener cierto conocimiento de las cosas, se basta uno con la observación.

Y recuerdo a cierto productor, muy querido en otra época, que siempre me decía: «por sus obras los conocerás, todos estos que se pasan el día criticando pierden mucho el tiempo en sus teorías pero carecen de práctica. ¿Dónde están sus obras? ¿Y sus trabajos? Yo he producido una veintena de discos en los últimos años <<argumentaba>> sin embargo cada vez que saco algo, parece que debo pedir permiso para que tenga cierta repercusión y hay unos cuantos que se «peen» y salen en pantalla, consiguen una difusión para sus «discos» que no siempre merecen».

Si te digo la verdad a mí esto me parece un acto fenomenológico del pedorro transeúnte, el que se queja con el mismo conocimiento de causa que una ingle, teoría y práctica de la ingle, ¿qué son las ingles? ¿la ingle y su concepto?, ¿hay una ingle o hay muchas ingles?, ¿es carne la ingle? ¿qué ingle?

Y digo yo, ¿no será mejor no lamentarse, dar gracias por lo que tienes, colaborar en lo que puedas, no menospreciar el trabajo de nadie, ser sincero cuando se requiere (es decir siempre), guardar el máximo respeto para todos, hagan lo que hagan?

Pues, al parecer, resulta que no amigos, que lo que cuenta es tener la palabra breve pero convenientemente aliñada, agradar con la mirada y poner cara de «ustedquémedice», o «yosiempresíatodo», esto es lo de toda la vida: el que obtiene la receta secreta de los Sobaos Pasiegos se lleva el parche al ojo. Menos mal que tengo la suerte de conocer al «Galán Improvable«, hervidero de asuntos tibios, alejados de cualquier ostentación, sincero y puclro, de corazón más limpio que una patena.

Hágase usted cargo. Conmigo que no cuenten, al menos por ahora 😉