Agreste, ROCK

Se avecina uno de los discos más importantes de ROCK de 2021 de la escena local, me atrevería a decir incluso, del último lustro. Con Agreste hay que escribir la palabra ROCK en mayúsculas y con negrita.
Hablar de influencias del Metal, del Neo Progresivo, o del Post Rock es quedarse muy corto, no es sólo que Javier Díaz (Voz y Guitarra), Gaspi (Batería) y José Miguel (Bajo) sepan muy bien lo que hacen, sino que saben además cómo hacerlo.

En determinados asuntos musicales Javier, para mí ha sido un maestro, pues puso delante de mis narices una escena que me era totalmente ajena. Son muchos los buenos ratos hablando de Porcupine Tree, de discos de Opeth, de Steven Wilson… todo ello llevó a revolcarme sobre la discografía de de Pink Floyd, de Gentle Giant, de Yes, Genesis, Emerson Lake & Palmer. No puedo obviar mi paso por Agreste por este aprendizaje y por la inestimable experiencia de compartir escenario con Carlos Castilla (Batería) y Miguel Gromé (Bajo), impagable lo que aprendí de estos tipos. Pero no escribo esto porque seamos amigos, que lo somos, lo hago porque estoy seguro que lo que viene es bueno porque hay mimbres para que lo sea. Así que sin haber escuchado nada, el riesgo es mínimo.

Lo recuerdo muy bien. Yo estaba tirado, literalmente, en la playa, disfrutando de mis tiempos de autocaravana, cuando recibí la llamada (Javier) para unirme al grupo. Le dije «sí» con dudas, porque en el fondo me entró el mismo temor timorato que sentí 25 años atrás cuando me avisaron de Cubiertos para que sustituyera al insustituible Mario Paniagua. Y terminé siendo un enamorado del rock progresivo, como a mí me gusta llamarlo frente a otros neologismos.

Y es que el Rock y yo tenemos una pelea extraña, entre los Heavys he sido siempre demasiado blando y moderno, y entre los modernos «pelao-papas» demasiado Hard; así que mi cabeza y mis manos han pasado por etapas de torpeza, frustración e incluso desesperación por querer sonar como otros hasta que encontré mi propio sonido y tomé buena cuenta de lo que soy, con mis cosas buenas y mis múltiples limitaciones. Y de lo único que podría estar orgulloso (si lo fuera) es que cuando toco la guitarra mis amigos identifican un sonido. Créanme que, en estos asuntos, cuesta librarse de uno mismo.

Ahora me pasa que un «afamado» guitarrista, cuando supo que me dio por el Blues, no se le ocurrió otra cosa que decir que tenía muchas ganas de ver como tocaban eso unos «Poppys». Y claro, pocos se acuerdan de cuando comían «pescaito frito con pan«, de que los he visto de punkis de postal y escaparate, cayéndose por los escenarios, mostrándose absolutamente incapaces de afinar una guitarra, por el «ciego» se diría. Eso no quita que sigan siendo grandes músicos, eso sí de memoria frágil, como escribió un artista: los poetas no tienen memoria. El escenario iguala mucho y aplaca los egos, critiquen menos y aprendan más, hagan la prueba.

Hay ganas, muchas, terribles ganas de escuchar ese trabajo de Agreste, me consta que el interés de la comunidad y en determinados círculos es alto, y no puede ser menos porque un grupo que lleva 10 años en el escenario, de forma absolutamente incoherente, aún no tiene disco completo. Atrás queda un lejano Ep de 2012 producido por Sergio Cascales, un trabajo con grandes temas y algún que otro hit. Demasiado tiempo, se diría. Ya va siendo hora, de volver a escribir ROCK con palabras mayúsculas. Stand By.

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