Tiempo de silencio

Con Luis Martín-Santos, el «Tiempo de Silencio» pasó a ser «Tiempo de Destrucción» (novela inacabada, como muchas de las cosas que se nos presentan en esta Sociedad que nos hemos dado, y que parecen una representación autóctona de algunas de nuestras frustraciones). Equiparar «Silencio» y «Frustración» debe ser como regocijarse en cada una de las tareas incompletas de nuestra vida. En este punto, el silencio, cuando es buscado, se equipara a la soledad, puedo dudar pues y lo hago, que se pueda inferir una cosa de la otra, pues un asunto pueden ser los chascos y otro muy distinto la desilusión provocada por nuestra falta de acierto, la decepción inducida por la generación de expectativas. Así pues El Silencio y la Soledad, se eligen, o más bien pueden elegirse como opción transitiva.

Y aunque siento una y mil veces que es mejor permanecer callado, dentro de lo posible; aunque estoy preparando oposiciones para hacer mutis por el foro de manera constante, alejado de la soledad común de las redes sociales, centrado únicamente en tratar de mejorar como espécimen humano, en las personas que te rodean, en los que te quieren, en tocar todos los días la guitarra, en pasear por la playa, en lecturas inacabadas, en el trabajo… Pues bien, a pesar de ello no puedo dejar de mirar lo que pasa en el Mundo, la búsqueda de la paz frente al ruido de las constantes noticias y la estupidez de la opinión de cada uno (que mientras más tiempo pasa y más me adentro en la afasia, menos me importan), conllevan también el riesgo de la perplejidad. Y aunque se escribe que la perplejidad emocional «representa la incapacidad para comprender lo que ocurre a tu alrededor» no puedo negar que frente a la idea del saber absoluto, del poder de la palabra escrita, frente a la discreción que me mueve a permanecer callado, justo en frente está la música.

Nunca jamás entendí ni supe interpretar a Kant, por lo que siempre me quedo con ideas sueltas. Sobre la perplejidad Kant se refiere a los impedimientos, debilitación y pérdida de los sentidos, menciona entre sus causas la embriaguez (Trunkenheit), el sueño (Schlaf) (que es un estado de impotencia para poder ser consciente de las representaciones mediante los sentidos externos). Así que la facultad de reflexionar es la capacidad para permanecer perplejo, o más bien al contrario, no sabría decirlo exactamente <<para una mejor aclaración puede usted dedicar una tarde (o un lustro, como guste) a la «PERPLEJIDAD Y FILOSOFÍA TRASCENDENTAL EN KANT» del profesor Ignacio Falgueras Salinas>>.

Y en este punto no puedo olvidarme de trabajos recientes, que merecen ser atendidos, no como el que pulsa una tecla y estima que lo suyo es único. No sé si por mayéutica o por necesidad, frente a la destrucción siempre nos quedará la creatividad, y dejo claro ejemplo de buen hacer. Y si únicamente despierto del «sueño» y de la «embriaguez» es porque de vez en cuando prefiero dejar de estar absorto en mis pensamientos. Por pura apología del verso, nada más y nada menos: #Agreste