Sincronicidad

El médico, psiquiatra y ensayista suizo Carl Jung utilizó (1973) la palabra sincronicidad (sin-, del griego συν-, unión, y χρόνος, tiempo)  para describir la coincidencia significativa de varios sucesos de contenido similar o igual y que estén relacionados entre sí de una forma no causal.

Una mujer de edad cae en plena calle, está sangrando por la cabeza, la policía tiene que dispersar a los transeúntes que en lugar de acudir en su ayuda permanecen mirando el paisaje atónitos, pero sin perder detalle.

No hay  tiempo. Se pueden establecer largos períodos en lapsos temporales, comentando chorradas en su Red Social preferida. No hay excusa para las excusas, como dijo un sabio «perdona por la disculpa».

Se celebra un concierto conmemoración de algo, alguien quiere dar la sorpresa con su actuación, la sorpresa sería que no tocara, lo piensa todo el mundo pero nadie se atreve a decirlo.

Has subido tu último vídeo a «Tok Tok» y no lo sabes, estás cagando, alguien lo convierte en criptoarte y se hace millonario a tu costa. Bailará sobre tu tumba.

Se ponen pañales para ver un concierto completo de Taylor Swift.

Gente anónima peleando por su independencia económica y de pensamiento, prefiere permanecer semi-oculta, de incógnito. El precio de la libertad o la libertad tenía un precio.

Algunos otros ignoran secretas enfermedades pero se manifiestan pueriles, siguiendo la desconocida estela de terceros, pero no se dan cuenta. Acta est fabula.

Alquimistas, siguen peleando por librarse de experimentar con sustancias. Como el joven pastor que un día abandonó su rebaño para ir en pos de una quimera. Puede que tengan razones suficientes para creer en la fuerza transformadora de los sueños y en la importancia de prestar la atención debida a nuestros corazones.

Spiritus Mundi