Ocio y/o cultura, el chonismo cani, Málaga: la bella a la pella: ausencia de mí mismo

Según Aristóteles, la poesía surge porque el hombre tiende a imitar la realidad y voy a decirlo por si alguien no se había dado cuenta, en Internet todo es mentira. El «hombre» que no puede diluirse en sí mismo no es más que una marioneta en la insoportable levedad del ser, ante la inmensidad del abismo de las Redes Sociales el que no se encuentra es porque no quiere; puede usted sentirse identificado con la Papisa Juana o disponer de un filtro naif para ocultar sus canas, pero lo que no cambiará nunca es que cuando cierre el programa pasará el resto del día como aquél, entre devoluciones de Amazon y mirando el precio de la luz. Pobre de aquél que no sabe soportarse !!

Nos espera en esta vida y en la otra, una montaña de compras. Aguarda la imperiosa necesidad de ser el más guapo, tener el chalé más grande, pintar el mejor ejemplo de sabiduría tecnológica, hacer acopio de lo que es nuestro y mostrarlo orgulloso, como si algo en nuestra vida no hubiera sido prestado, como si todas las cosas importantes no pudieran guardarse para uno mismo, como si lo que no se ve es como si no existiera.

Empecé a escribir esto con las playas mojadas de mierda por la noche de San Juan, indignado por el chonismo cani de Málaga, un poco triste por esta Ciudad a la pella, que quiere ser París, Londres, Nueva York y Roma, y no deja de parecer por días un bello cubo de basura andante, algo que no nos merecemos padecer.

En unos días tomaré vacaciones de mí mismo. Para un viejo amigo, Dios es ausencia, le faltó decir dé qué pues para formalizar la permanencia de algo debe existir su contrario. Por unos días practicaré mi deporte favorito, ver, oír, y callar.

En esta semana , con sus noches, son muchos los conciertos. Oteo la agenda y me hago sitio imaginando cerveza fresquita a la par que amigos. Esto sí, una pena no saber distinguir el Ocio de la Cultura, pues no todo espectáculo puede ser ocioso, ni todo Ocio resulta ni tiene que ser culto, aunque la diversión y el cultismo no están exentos de brillo ni son excluyentes, cada vez más siento que lo mío es mirar de lejos para no ser observado, y aplicar mi tiempo a aquello que merece la pena, sin desmerecer a nadie, ni caer en el esnobismo.

De vez en cuando viene bien, unas vacaciones de uno, es como (de verdad) sentirse ausente en un Viaje Astral; postergar lo que podría hacerse con pellote o lima de oro, para volver pulido y saber afrontar las mismas circunstancias y situaciones que te atrapan, para buscar la forma de no ejercitarse en nada. A mi vuelta me aguarda otro yo, ya no el mismo, allende los mares, las playas, los cubos de basura y los espetos, el baño idílico en mi lugar preferido; ya seré entonces un tercero distinto,  no adelantemos acontecimientos pues todo llega o se pasa.

A partir de hoy por unos días, tomo simples vacaciones de mí mismo, así que si te parezco ausente no lo olvides, es justo lo contrario.