Siempre me ha parecido que casi todas las cosas pueden arreglarse con una buena dosis de respeto, cariño y comunicación, a poder ser de la forma mas directa y cercana posible. Bares, que lugares tan gratos para conversar. En cualquier caso todo en su justa velocidad, y a su tiempo.
Y precisamente tengo la sensación, desde hace más de dos lustros, de que nos están robando el tiempo. A medida que te haces mayor es como si pasará más rápido, ni te das cuentas y es viernes, ha terminado un mes o ha finalizado un año; y todo esto tiene mucho que ver con nuestro modo de vida, con la velocidad.
Aún recuerdo la tremenda ilusión que me hacía, cuando llegaba a casa, había sonado el teléfono fijo, y me notificaban la llamada de un amigo. Me emociona pensar el momento en el que mi abuela María (descanse en paz) me habló acerca de la llamada de una chica que causalmente y tras 34 años, sigue siendo mi mujer. Y la conmoción por las buenas nuevas se trasladaba a otros ámbitos, una notificación de un amigo, un aviso de alguien del que hace mucho no sabías, una comunicación de un familiar que venía a verte… Había un único teléfono para todos en casa, por supuesto del móvil ni se sabía, y las cabinas de teléfonos estaban por momentos atestadas de personas que esperaban su turno para conducir de forma más o menos privada sus conversaciones más relevantes. ¡Ah esas cabinas, que tragaban más monedas que soltaban !
Hablamos aquí de la inmediatez de la modernidad (que me exaspera) frente a una construcción del tiempo, pausado, un modo de vida que permitía generar una expectativa que alargaba el tiempo y nos hacía más felices. Hoy en día cualquiera puede enfadarse porque no has contestado su f** WhatsApp, o puede malinterpretar mil y un mensajes,<< te llamé y no lo cogiste>> ‘no jodas, pues vuelve a llamar’; entradas, mensajes o post prescritos en cualquier red social, sin más conocimiento de causa que una simple interpretación pueden fustigar tu vida. Queremos que nos llegue la compra mañana, que den respuesta a nuestro correo electrónico inmediatamente, nos hemos convertido en el centro de atención de lo urgente siendo de esta forma que la velocidad roba tiempo al tiempo, rápido, presto, veloz, que se acaba el mundo.
En una época en las que las personas se convierten en un valor de mercado, olvidamos algunas cosas importantes. Piense usted en la última vez que escribió una carta, ¿acaso recuerda la última vez que llamó desde una cabina?, ¿ha pensado en el tiempo que tardaban en llegar los Vinilos de Discoplay? (y en la ilusión que hacía la espera).
Cartas, cassettes, llamadas, cabinas, WhatsApp la inmediatez roba al tiempo velocidad, se pierden momentos a cambio de urgencias muchas veces innecesarias. Y de un poco de esto o de un «mucho» de lo otro va ‘Ética Magnética‘.
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Producida por Fernando Sánchez Lluva
Letra
Ni volverán las oscuras golondrinas
Ni recuperaré el decoro
Ni escudriñaré las piedras en el río
Sin músculo y articulaciones
Ética Connecticut
Ética Magnética
Ética a Nicómaco
Cosmética, cibernética
Ética Connecticut
Ética siluética
Visionario y plomo
Sideria líquida somos
Espada china para una mano
Entrenamiento y combate
Relajación, respiración
Soltar el aire en la región
Quieto en el movimiento
Leyenda e historia
Separar lo vacío de lo lleno
Ética Connecticut
Ética Magnética
Asia Mobiliti
Francia, España, China, Marroquí
Fusión y a plomo
Decorado romo
Ética a Nicómaco
Estética Tai Chi
Del flujo ininterrumpido
Del concepto útil
Ética a Nicómaco
Estética que plomo
Rústica y hermética
Céltica y esbéltica
Ética a Nicómaco
Estética magnética
Créditos
from Mar de Interior, released March 21, 2021
Música y Letra: José María Villatoro Bernal