La «certeza» de la probabilidad, Grado, el debate sobre las actuaciones en directo en lugares «cerrados», Ciencia y Filosofía, Alquimia y Redundancia

Hoy sí amigos, daré la brasa con cuestiones profundas e inflexiones «Semi-Cartesianas» (luego explicaré esto con mayor detenimiento, si me apetece). Así que es posible que esta «entrada» pase a mayor gloria de todos y que resulte totalmente prescindible si no desea que le arrimen el ascua a su sardina, y elimine los rescoldos de la lumbre de su ideario y la carbonilla de su pensamiento; desde ya afirmo que para su credo personal todo el texto puede omitirse en un Domingo que se apetece maravilloso. Pase usted ya a otra cosa antes de seguir leyendo.

He sido fan de Internet toda la vida, por una cuestión de conocimiento. De vez en cuando, por ejemplo, descubres a alguien que tiene «5» vídeos en su Canal de Youtube y un montón de suscriptores, con varias grabaciones muy brillantes y alguna sumamente surrealista (nota a propósito de esto: me importa poco la fuente y mucho la controversia derivada de las preguntas que genera el famoso ¿Qué se yo?; así que ni me volteen, ni me glorifiquen, ni me clasifiquen por exponer el debate, pues importa el mensaje no el medio)

Por favor vayan al Minuto 1:22 del vídeo.

Toda mi vida ha estado centrada en la cuestión de aquello que debía o no debía hacerse, frente a la mayoría pausada por el convencionalismo de normas y costumbres, me vi adaptado y adoptado por la inmensa minoría de los que navegan contracorriente en un mundo de clichés y estructuras estandarizadas, soy bicho raro (lo que no considero una virtud sino más bien su contrario). En este sentido, no habrá muchos a los que importe el debate Ciencia Versus Filosofía, sin embargo no queda más remedio, por imperativo de la situación que vivimos, que manifestarse públicamente de alguna forma, dirimir si existe un imperativo legal o moral para hacer esto o aquello, para porfiar sobre lo otro, para medir si merece la pena combatir por nuestras ideas o confiar todo a un mero forcejeo; duelos hay pocos que realmente merezcan la pena, casi todos son intelectuales y aburren mucho, quedan pocos caballeros, además, cada día que pasa, pesa más la espada y cuesta montarse en el caballo, y meterse en la armadura.


Sobre la «probabilidad«, es ciertamente preocupante que se encuentre en el origen de lo científico y hasta de lo verdadero, cuando se identifican de forma que donde no hay probabilidad hay cierto grado de certeza, y donde la hay se admiten hechos sin sombra de duda. Me explico, o trataré de hacerlo. Si ven el vídeo del Padre Carreira (Del origen del universo, la vida, y el fin último de las cosas) no puede más que deducirse (además de que la Ciencia es cada vez más pura Ideología) las posibles variaciones en la materia que se encuentran en el comienzo de la propia vida son consecuencias ineludibles de un Demiurgo (alguien o algo que necesariamente impulsa el universo de una forma única). La más mínima variación hubiera provocado nuestra no-existencia, de esta forma las «cosas» se dan de una forma singular y extraordinaria. Insisto, si no hay otra probabilidad es porque hay certeza.

Tomando un sesgo literario «Ni siquiera Dios puede hacer que lo que fue no haya sido«, desde el punto de vista «científico» es muy probable que donde haya probabilidad no exista ningún tipo de «decencia estética» es decir, podemos establecer una teoría científica con el presunto desapego que supone que será resuelta en un futuro cercano, será demostrable ahora o dentro de 100 años. Con ello podemos de nuevo admitir la certeza (por exceso de probabilidad) . Es decir, la probabilidad es algo que importa (no sólo para el método científico), se utiliza para tomar decisiones tan drásticas como vacunarse o no, e ir a conciertos en directo en lugares cerrados (o no). El debate está servido. La cuestión aquí es: ¿Qué probabilidad tengo de contagiarme en un local cerrado con 200 personas a las que no conozco? ¿Hasta qué punto lo probable es posible? ¿ Cuánto debemos detenernos en reflexionar sobre la certeza de lo presumible, de lo que está en potencia, cuánto de importante es para nuestra vida lo que es previsible?. Y lo que es más importante, ¿Podemos y debemos permitir que influya en nuestra toma de decisiones?

Cuando los filósofos parecen científicos y los científicos filósofos (como en el debate) resulta que Los monstruos sólo pueden combatirse con más Ciencia (Asimov)

¿En qué términos discutimos la falsabilidad de las decisiones que nos rodean? ¿Desde qué posición? ¿Es verdad que la Ciencia tiende a estar siempre justificándose? ¿La Filosofía hace las preguntas y la Ciencia aporta las respuestas? ¿Hay una verdad científica? ¿Hay modelos demostrables de GRADO sobre la certeza del discurso científico? ¿La certeza es a la verdad lo que la filosofía es dotar de contenido a nuestras preguntas? En respuesta a todas estas cuestiones afirmo que la Alquimia es un intento de transmutación de la materia, en ella algunos pueden ver la búsqueda de la Piedra Filosofal, otros la química para transformar cualquier metal en oro… A mí me parece que todo es mera redundancia, basta para entenderlo unos ejemplos muy simples, «subir para arriba», «bajar para abajo «significan lo mismo, como cuando el predicado no añade más al sujeto. Casualmente, y gracias a los alquimistas, se descubrieron sustancias como los ácidos minerales o el fósforo, lo que me da que pensar que sobrevivimos más por la casualidad que debido la causalidad (nada que ver con la existencia de Dios, eso es otro debate). A lo mejor ser alquimista es no llevar siempre puesto un mismo sombrero, les dejo con un trozo inconmensurable de belleza, esto sí que suma. Todo aquello que no puede medirse no puede controlarse, afortunadamente.