Que me perdone todo el mundo, a nivel personal, una de las bandas más interesantes, con mucha diferencia, de todas las surgidas, desde 2014 (que yo sepa) hasta ahora. Señoras y señores, ellas, ellos y elles, aquí hablamos de la calidad puesta al servicio de la música.
Detrás de un nombre, ciertamente estrambótico (que estoy seguro tiene su razón de ser), encontramos una apuesta musical tan diferente y única (en nuestro entorno habitual), que si me declaro ferviente admirador, no es únicamente por mi amor (repentino) por cierta música con regusto a Rock Progresivo, Neo-Progresivo o como quieran llamarlo; es que está todo tan bien construido, cantado y ejecutado, (y las letras son ‘acertadísimas’) que uno se olvida de épocas y piensa únicamente en los parabienes de la mera absorción por vía auricular (¡¡ ay amigos ! ! alguno esperaba otra cosa, Divino Cela).
Miren, hacer esta música con este carácter y en español, no es nada, pero nada fácil; todo ello sin recurrir además a los elementos que todos tenemos en frente en este día a día, este toque ‘aflamenqueado’ tipo sucedáneo con el que queremos dignificar nuestra cultura, provenga de donde provengan los acordes, vamos ir a lo fácil.
Y no es música únicamente para gente culta, es música en su definición más pura, que podría gustar de igual forma a un ‘reguetonero’, a un gilipollas, a un amo de casa, a un Tribuno o a un habitante de Ítaca. Dice el sabio que ‘el hombre que puede, es rey’. Siendo Frutería Toñi soberanos monarcas, será Zeus, cuando baje del Olimpo de los Dioses, el único capaz de borrar su cetro y báculo, trono y corona, del Monte Nérito, dónde la lluvia sorprendió a la madre de Ulises.
Odiseo, Ulises para los camaradas, nunca quiso realmente regresar a Ítaca, lo sé porque estuve allí en compañía de otros, consecuencia vital de mis conocidos viajes astrales. Es verdad que un héroe se caracteriza por determinados rasgos que son idealizados, Frutería Toñi tiene en común con estos semidioses, la capacidad de llevar a cabo hazañas y hechos extraordinarios. Por mí no regresen nunca a Ítaca, sigan con su viaje, obtengan a perpetuidad sus días buenos.
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