Miknaia

Esta manía mía de de levantarse temprano, que tanto molesta a unos pocos, sobre todo a los vagos o a los listos (nunca se sabe), da para un chascarrillo que tengo medio en broma medio en serio: que no hay nada peor para un artista que aparecer en los minutos musicales de la basura, los que dedican las televisiones a programar canciones de uno y otro, de madrugada, con distinta suerte. Da bastante reparo, si bien tengo entendido que a nivel económico no es precisamente negativo, pues tenemos a la SGAE recaudando, y me parece a mí que los artistas que aparecen en esos espacios no nadan precisamente en la abundancia.

Reconozco que pocas veces veo algo que llame mi atención sin embargo esta mañana ha aparecido Miknaia con su «Fatal World».

Sentido y sensibilidad no son muy comunes en el mundo que nos conmueve día a día, y si vemos las noticias dan ganas de emigrar, la bajeza moral de nuestros políticos está a la par con nuestra falta de ética en asuntos que tienen que ver con nuestras formas e incluso con nuestra propia naturaleza. La mezquindad lo inunda todo, el «Hoobbismo» (Thomas Hobbes) advierte que para que los hombres puedan vivir juntos sin caer en la anarquía y la guerra, es necesario un Estado fuerte y autoritario.

Homo homini lupus se comenta con frecuencia para hacer referencia al origen individual y violento del hombre. Y es así, por la izquierda y por la derecha: nos quieren vender la necesidad de autocontrol, de normativas, de leyes, de ejercicios burocráticos para no decir que somos lerdos, borregos que requieren motu proprio ser «redirigidos» y/o como mucho amaestrados.

Por eso usted puede ver a una ministra del gobierno que parece Lola Flores en el bautizo de su hija, o a una derecha tiesa como un palo incapaz de dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos, porque en ambos casos lo primero es la corte, y esto es tan antiguo como patricios y plebeyos, reyes y vasallos, lo que somos, seres clasificables y si no que se lo digan a Darwin.

Así que levantarme con esta divinidad tras un día duro de trabajo, me parece que no queda otra, lo dice Ramón Trecet y en esto no me callo: Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo.