Fotogenia

La verdad que la música en directo me gusta cada vez más (en tu compañía Princesa) será cuestión de edad (qué sé yo). Pero eso sí, prefiero a tip@s normales tocando espléndidamente que cierta vulgaridad circundante que «me es indiferente, uséase, inverosímil».
(Frase del portero de la casa de la película «La gran familia» ).

Y nadie puede negarse a ver en el escenario a una persona que resulte atractiva (de la forma que cualquiera de nosotr@s considere oportuno), que rezume personalidad, que tenga estilo, que proponga algo diferente, o que sea un@ excelente comunicador@. Todos son valores supeditados a lo que haces, y no a lo que dices que haces. Tal vez por eso, en determinados sitios, no verás nunca un vídeo, pues se sacan más réditos de la pose que de la propia música. Y es por eso que algunos pensamos que no es cuestión de edad, ni de parecer moderno,  sino de sacar lo mejor que tenga cada cual, aunque estéticamente no esté en su mejor momento.

La música ha sido siempre refugio de personajes excéntricos, de gente inclasificable, y también de genios, pero llegados a este punto se hace necesario considerar lo que es primero y no primario, lo que es útil frente a lo que es ineludible. La futilidad que a veces parece un chiste «llegaron dos, uno parecía más y otro que parecía menos». A expensas de aplicarlo a mí mismo, y a riesgo de equivocarme, de tener que tragarme mis propias palabras, propongo huyamos, en la medida de lo posible, de la fotogenia.