A lo mejor no, pero debería serlo. Es difícil trasladar aquí este momento de paz sin somnolencia. La felicidad efímera del que encuentra un respiro en estos tiempos que hay espacio para todo menos para lo importante. Siempre fiel a decir no a ninguna ciudad.
Y me tomo un momento para no sentir lejos la tierra de nunca jamás, mientras me da el aire, apenas un sol ciego entra por la ventana y desnuda mis dedos entrelazados entre los tuyos y te veo bien, y encuentro la serenidad. Siempre fiel a decir no.
Y por supuesto, hay milagros, se presentan cada día cuando llego a casa y presiento que vienen a saludarme, entre estruendos y besos, ladridos y abrazos se funden y parece que la música se detiene, sólo un instante para decir te quiero. Siempre fiel.
Ha de permanecer oculta en el fondo del cajón, suspirando, esta suerte de bienestar, con tal de no acumular ninguna aspiración. Siempre.