Llega un momento en el que un músico tiene que decidir, mejor más pronto que tarde, sobre lo que es el arte y lo que es entretenimiento. En realidad podría decirse lo mismo de cualquier disciplina artística. El muro que separa la inspiración y la vocación, de la disciplina y de la técnica, puede resultar infranqueable, no debe perderse de vista a riesgo de sentirse descolocado por los acontecimientos.
Para algunos, parece ser, no pasa el tiempo, viven el eterno día de la marmota. Es importante reservarse el derecho a mantenerse Peter Pan entre estaciones y temporadas. Conservar a tope momentos pueriles, la cándida inocencia del primer concierto, la intrascendente vanidad de las primeras actuaciones en las que se siente uno diferente, desigual, único y distinto.
Cuando la realidad se impone no hay que ceñirse al guión de lo establecido, argumentar que hay que vivir de algo, que lo que te gusta es tocar en vivo, tirarse el rollo de los bares o de lo que sea con tal de saciar el ansia de la música en vivo, y es justo en ese momento cuando te haces viejo, es entonces cuando ves rodar las cabezas, las mismas fotos y dejes cansinos de hace medio siglo. Frame by frame.
Antes de que te rompa el corazón es mejor matar a la Reina, y hacer jaque mate a la inversa, es decir, conservar el deseo de trabajar en aquello que merece la pena, no caer nunca en la «desmemoria». Y así de a poco, desaparecerán los monstruos hasta el punto de poder elegir en qué momento y ocasión la filarmonía se nutre del arte y devora esos sentimientos, lo que te consume es una enfermedad y como tal no te hará feliz. En cuanto lo descubras la cura será más fácil.
Frame by frame (suddenly)
Death by drowning (from within)
In your own, in your own analysis
Step by step (suddenly)
Doubt by numbers (from within)
In your own, in your own analysis
Frame by frame (suddenly)
Death by drowning (from within)
In your own, in your own analysis
Step by step (suddenly)
Doubt by numbers (from within)
In your own, in your own, in your own analysis
